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foto kiki la aprendiz de bruja
"Cada uno tenemos que encontrar nuestra propia inspiración... y a veces no es nada fácil." - Kiki, la aprendiza de bruja (1989)
Rebeca Laureano Palma (Beka)
Todos los derechos reservados.
Cuernavaca, Morelos, México. 2024.

El corazón del universo

Patricia llega con su familia para disfrutar de unas vacaciones en la playa y se entera de que sus amigas también estarán por ahí, le pide permiso a su mamá para salir y ella le dice que no. Molesta toma las llaves del carro y se fuga, pero todo le sale mal...
Beka Laureano
Publicado:
10/4/18
Tiempo de lectura:
10 minutos

Escucha el cuento:

Patricia iría a la playa en un viaje familiar y, aunque le gustaba, su adolescencia le decía que era tiempo de estar con sus amigos, sería más divertido, ya era tiempo de madurar.

—Ma, unas amigas me invitan a salir, ¿me dejarías ir?

—No, te dije que es un viaje familiar.

—Pero ma..., ellas vendrían por mí y me regresarían. Solamente iremos a un cantabar.

—¡Patricia, no! Las cosas están cada vez más complicadas, podrías toparte con un tiroteo en cualquier lugar, sobre todo si sales de noche.

—¡Mamá, no puedo vivir encerrada para siempre!, tienes que dejarme ir, ya tengo diecinueve años.  

–—Lo siento, ¡no vas!

“¿Qué es lo que piensa?, que me mantendrá encerrada toda la vida, pues no”pensó y tomó las llaves del carro, lo encendió mientras mandaba un mensaje a sus amigas. Su madre escuchó a lo lejos el rugir del motor.

—¡Patricia! —gritó, pero era demasiado tarde, se había ido.

La carretera le parecía un poco extraña, pero no prestó demasiada atención, tenía la ubicación y nada podía fallar.

—De noche todo es diferente —pensó.

Tomó el celular, pero no había señal, no podía mandar mensajes y en ese momento el aparato se apagó.

—Esto no puede pasar, me atrevo a desobedecer a mi madre y nada funciona. ¡Qué me quiere decir el universo!, ahora resulta que todo está en mi contra.

Las luces del carro empezaron a tintinear, el motor se escuchó cuarteado y se iba deteniendo paulatinamente hasta quedar inmóvil.

—¡Maldición, maldición, maldición!... ¡ah! —golpeó el volante, intentó encender el auto una y otra vez y nada, había quedado varado a unos pasos de la playa, Patricia suspiró y exhaló.

—¡Yo sólo quería pasar un rato con mis amigas!, ahora me he quedado sin celular, sin carro y no veo a nadie a la redonda, sólo la luna, umm... eso no es la luna, ¡se ve demasiado grande!

Bajó del auto y caminó por una vereda hasta llegar frente al mar.

—¿Qué es esto?...

Una esfera enorme y brillante, con destellos de colores flotaba a unos cuantos centímetros del mar. Patricia se detuvo, su respiración se aceleró, los ojos se le abrieron más de lo normal y trató de regresar, pero sintió que la jalaban, la esfera la estaba absorbiendo, perdió el conocimiento. Despertó dentro de la esfera con dolor de cabeza, trató de incorporarse, pero se mareó. Sentada, levantó la vista y observó el espectáculo, miles de estrellas transitaban a su alrededor.La esfera se movía a gran velocidad. Era transportada a otra galaxia.

—¡Despierta, despierta, despierta!—tocó la superficie suave y transparente —, esto es un sueño.

Se pinchó una y otra vez el brazo, nada sucedió. Continuaba dentro de la esfera a una velocidad impresionante.

—¿A dónde me llevas?, regresa, ¡despierta, anda Patricia, despierta!...

Se golpeó la cara, nada sucedió, se tranquilizó a medida que el tiempo pasaba. A lo lejos vio un planeta de colores y la esfera comenzó a descender y entró en la atmósfera. Patricia, perpleja, sólo observaba. La esfera tocó la superficie y se rompió como una bomba de jabón dejándola en un mundo desconocido y mágico.

—¡Hola... hola... hola!

No había respuesta, pero los tres soles de color rojo rosado y el pasto azul con flores amarillas le daban la bienvenida.

—¿¡Alguien me escucha!?

—Ricrí, ricrí.

—¿De dónde viene el ruido? —pensó, mientras comenzaba a explorar.

—Ricrí, ricrí.  

El sonido provenía de un árbol azul, se acercó y en una de sus ramas encontró un bicho raro, entre gusano y abeja con cinco patas que al principio le causó cierta extrañeza, pero conforme lo analizaba, le parecía tierno y amigable. El bicho saltó a su hombro y se quedó ahí.

—¡Ah!

Trató de sacudirlo, pero se pegó a su blusa y de cierta manera la hizo sentir tranquila y con mucha confianza. Con una de sus patas señaló un camino yPatricia comenzó a caminar en esa dirección.

—¿Por qué hay tantas piedras decolores tiradas en el camino?, ¿qué habrá pasado aquí?, ¿Bicho, sabes algo?

Bicho movió la cabeza en señal de negación. kilómetros más adelante encontró una aldea. “No hay nadie” reflexionó, mientras continuaba buscando.

Entró a una de las casas, si bien era diferente en tamaño y forma, algunas estaban construidas dentro de grandes árboles, otras hechas de roca, algunas tan pequeñas como un hongo y rodeadas de pasto azul con plantas de colores.

—Mira, Bicho, hay más piedras sobre las sillas y hay otra en la cocina. No quiero decir lo que estoy pensando.

Una lámpara hecha de madera en forma de espiral, estornudó.

—¡Ay! —gritó Patricia y trató de salir.

—¡No te vayas, espera!

La lámpara se transformó en humano.

—Perdona, no trataba de asustarte, mi nombre es Ren, soy un mago nivel uno, eso quiere decir que aún no controlo mi magia y es algo inestable.

—¿Eres un mago?, pero eso no existe.

—De donde tú provienes no, pero aquí encontrarás cosas que te parecerán extraordinarias.

—¿Cómo sabes de mi mundo?

—No sólo sé de tu mundo, conozco muchos más, a poco creías que sólo eran ustedes en el universo.

—Para nada, sí creo en eso, pero no soy experta.

—Pues temo decirte que lo que pasó aquí, tendrá consecuencias graves en tu mundo.

—¿Qué significa eso?

—Significa que han tomado Amátir.

—¿Amátir?

—Es el lugar donde habita el corazón del universo y es resguardado por los Protectores Blancos, sin él todo será caos. Tú tendrás que ayudarnos.

—¿Yo?

—Sí, el planeta te escogió.

—Pero yo no sé cómo…

—No te preocupes, Bicho y yo estaremos contigo.

Ella miró por la ventana y supo que no tenía opción, su intuición le dijo que de esa manera podría volver a casa.  

—De acuerdo.

—Toma mi mano —dijo Ren.

—Siento un cosquilleo…

—Todos los foráneos tienen un don, descubramos cuál es el tuyo.

Una ráfaga de viento la levantó por los aires y se mantuvo así.

—Volar es tu don.

—Y sé cómo controlarlo —afirmóPatricia.

—Pues en ese caso en marcha.

—Ricrí, ricrí…

Volar, extendiendo mis manos, volar para llegar al castillo de Amátir, volar de la mano con Ren y bicho en mi bolsillo, y aquí vamos los tres directo al castillo a robar El corazón del universo, sin él todo está perdido, su mundo, mi mundo y miles más.

Desde el cielo vieron un majestuoso castillo, suspendido en el aire, rodeado de agua y que cambiaba de color y forma. Llegaron a la puerta que tenía engranajes de diferentes tamaños.

—¿Cómo abrimos esto?, no tiene picaporte.

—No lo sé, es mi primera vez aquí, nadie había llegado al castillo, nadie lo tiene permitido.

            Bicho brincó, se metió por debajo dela puerta y la abrió de par en par.

—¿¡Tan fácil!?

Caminaron lentamente, la visión era casi nula, pero poco a poco su vista se fue acostumbrado a la oscuridad.

—Es un castillo lúgubre, Ren.

Los labios de Ren se tornaron azules, el frío y la muerte se percibía en cada recoveco, Bicho se metió en el bolsillo de Patricia. El tiritar de sus cuerpos les hacía sentir que el trayecto era más largo y, de repente, estaba frente a ellos una silueta, no alcanzaban a verle la cara sólo escuchaban su respiración cada vez más fuerte.

—No lo hagas —repetía una voz apenas perceptible.

—¿Qué?...

—¿Pasa algo, Patricia?

Ella negó con un movimiento de cabeza.

—¿Quieres ayudar?

—Claro.

—Tendrás que tocarlo. La leyenda dice que si ellos llegan a cambiar de color, alguien de otro mundo tendrá que tocarlos y regresarán a la normalidad.

Patricia lo tocó y tuvo una visión, pudo ver a su familia llorando, tristes porque ella no había vuelto, habían pasado tres días desde su partida, su madre hablaba de un tiroteo en el cantabar. En ese instante la imagen se difuminó y estaba de nuevo en Amátir.

—¿Es verdad lo que he visto?,llevo tres días aquí…

—Para nada, si tocas a todos los protectores no pasará el tiempo y faltan dos ––dijo Ren.

Una pared de hierro se derrumbó dando paso al siguiente protector que estaba flotando sobre agua verde, Patricia alcanzó a ver sus ojos rojos.

—Puedes volar hacía él.

Por favor detente —dijo un susurro.

—¡Corre, ve!, el tiempo apremia—la apuró Ren.

Voló, lo tocó… y vio a sus amigas gritando, llorando en el cantabar; las balas se escuchaban de manera atroz, rompiendo y destruyendo las cosas a su paso.

—¡Ren! —Patricia, gritó desesperada.

—Confía en mí, eso no es verdad.Ellos te muestran cosas que no son ciertas para que te detengas, pero por favor no lo hagas, muchas vidas dependen de esto.

—No confíes en él, ¡detente! —volvió a escuchar.

Lo tocó y el agua verde se evaporó dando paso a una escalera que iba hacia el sótano, en donde se encontraba otra figura oscura.

—No confíes —el susurro nuevamente.

—¡No los escuches, Patricia!

—Ren, mi intuición me dice que no lo haga. Mi intuición decía que obedeciera a mi madre y no hice caso, lo siento, no lo voy hacer.

—¡Bicho! —ordenó Ren, su mirada cambió, se volvió fría y turbia.

Las cinco patas de bicho se convirtieron en filosos aguijones que se clavaban en la piel de Patricia, ella gritó porque el dolor era insoportable, sus movimientos estaban controlados e hizo contacto con el tercer protector. El castillo perdió brillo, empezó a cuartearse.

 

En las noticias sólo se escucha que el tiroteo no había terminado.

—¡Pero yo no quiero, no quiero hacerlo!, ¿quién eres? —decía frenética Patricia.

—Soy uno de los primeros magos de Amátir que lanzaron al exilio y juré vengarme.

Patricia gritó y lloró, no sabía qué hacer.

Al final del sótano se encontraba una fuente y en el centro una mujer de color dorado.

—¡Lo siento! —dijo Patricia entre sollozos.

—Tranquila, tú tienes el poder para detener esto —le comunicó telepáticamente la mujer dorada.

—¡No sé cómo!

—¡Bicho acaba de una vez! —reclamó Ren, que se había convertido en un viejo decrépito con barba gris.

—Confía en ti.

La mujer dorada abrió los ojos y sus pensamientos penetraron en la mente dePatricia, en ese instante recordó que su niña interior confiaba en su intuición y creía que todo era posible. Ese sentimiento se había impregnado en ella y un destello blanco empezó a emanar de su corazón.

—¡No es posible, no es posible! —vociferó Ren.

—Sí lo es. Tú creías que nosotros protegíamos el corazón del universo, pero tu error fue creer en la leyenda, Ren, ella es el corazón del universo y no sólo ella, sino todos aquellos que tienen la fuerza para lograr un cambio en su vida e influenciar de manera positiva a los demás.

 

 

Patricia estaba con sus amigas en el cantabar, las balas se escuchaban como zumbidos que penetraban su mente, ya no estaba en Amátir, ésta era su realidad, esa realidad la corroía por dentro, una de sus amigas había caído, la sangre manchó sus manos y su alma. Se paró y caminó hacia la puerta del baño, quería detener esto y sintió la fuerza para hacerlo o al menos así lo creía. Abrió la puerta, se paró firme y vio con tesitura a los atacantes, en ese momento alguien más se paró y otro hizo lo mismo, y otro y otro, hasta que todas las personas estaban de pie. Los narcos se habían quedado pasmados y el tiroteo cesó, Patricia vio descender a los Protectores Blancos que se colocaron en cada esquina del cantabar y la voz de la mujer dorada le dijo: continúa, continúa... Patricia caminó hacia uno de los atacantes y lo tocó. Él comenzó a llorar, un momento, un instante de distracción y la policía actuó tomándolos presos.

Patricia sintió, vio un resplandor blanco que emanó de ella y de todos. El corazón del universo latía con más intensidad. 

Fin.

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"El mayor enemigo de un escritor novel es la oscuridad. Recibir la luz, la atención de otros, su gran reto." - Beka