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foto kiki la aprendiz de bruja
"Cada uno tenemos que encontrar nuestra propia inspiración... y a veces no es nada fácil." - Kiki, la aprendiza de bruja (1989)
Rebeca Laureano Palma (Beka)
Todos los derechos reservados.
Cuernavaca, Morelos, México. 2024.

La casa

Una historia abstracta que refleja la realidad que se vive día a día a nivel mundial. Descifra, escucha atentamente este cuento. ¿Dime descubriste la verdad?
Beka Laureano
Publicado:
16/10/18
Tiempo de lectura:
4 minutos

Escucha el cuento:

Pasos sofocantes, furiosos y trepidantes, llegan. Nubes caóticas y melancólicas se anidan en el corazón. El viento ruge cual montaña celosa. Las hojas bailan el vals de la muerte. El reloj implora que el tiempo avance. El rechinido de la puerta rompe en su oído como un trueno.

—¡No, otra vez, no!

El palpitar del corazón, hielo crujiente que congela su cuerpo. La sábana danza incipiente sobre su piel. Oscuridad que tiñe su dolor. Los ojos se le desorbitan y giran en todas direcciones; de esos ojos acuosos una lágrima se ha escapado. Siente el peso de esas manos ásperas alrededor de su cuello, sólo puede jadear. Claustrofobia agobiante mutila el espíritu, su espíritu. El espejo que refleja su falsa verdad, verdad que se arrastra como una figura amorfa. El jadeo ha cesado, puede respirar.

—¡Dios, ayúdame!

Los perros aúllan sin parar, la noche les dice, aúllen más fuerte.  Los duendes mueven cosas, las tiran, nada queda en su lugar. Pequeños duendes de energía blanca sacuden el entorno y ella los escucha desde el cuarto.

—¡Detente! —implora.

La calma llegó como espuma blanca que acaricia su corazón, pero sólo por un segundo. Abre la puerta de la habitación y escucha las risas que tranquilizan su mente. La noche no ha concluido y lo sabe, porque siente su sangre, caldero con lava ardiente, que cae sobre su interior. Ella es arrastrada por todo el piso como si volara. Sus pies patean, sus manos se contraen con tal fuerza, que parece que las venas le van a explotar. Los duendes sólo miran atónitos. La guerra ha caído en un paraje oscuro, puertas y ventanas se sacuden.

Despavorida sale a pedir ayuda, nadie contesta. Los gritos de su alma retruenan en el silencio, el viento sopla con fuerza, la desea amparar y abrazar, pero es imposible. El sudor baña su ropa, la entrepierna le suda de más.

—¡No, por favor!

La coge nuevamente del cuello y la eleva. Ella siente asfixia, un segundo después, cae por ley de gravedad, regresa, inhalando y exhalando. La domina nuevamente, la encierra y el miedo se dispara más allá de lo que ella hubiese pensado. El duende sale a la batalla, no puede permitir que esto pase, el segundo duende observa cauteloso y temeroso.

Un sonido retumba en la casa, un grito arrollador desquebraja sus sentidos.La noche se vuelve más penetrante porque la luna se ha escondido. La luna desea escapar de ese momento y espacio, no quiere ser testigo de esa maldad. El ulular del búho anuncia atrocidad. El duende con su magia ha suavizado el grito.

Ella con ojos saltones observa la casa y escucha que el viento sopla lento. Los perros han cesado de aullar. La luna ha vuelto a salir y el búho con calma cierra y abre sus ojos. La tranquilidad llego.

—¡Es momento!

Ella corre y se sube a la carroza. Las ruedas dejan pista del presente que se convierte en pasado. Gira la cabeza, mientras suelta el último sollozo. Los duendes la siguen.

En la espesura de la noche el grito vuelve a resonar, eco inamovible de terror sin fin. Su angustia vuelve a surgir, pero no por ella, por la persona que se hunda en ese lodo. Ella ha escapado de los brazos de la muerte, ahora ve la noche que se aleja cada vez más. La noche ahora es otra.

Fin.

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"El mayor enemigo de un escritor novel es la oscuridad. Recibir la luz, la atención de otros, su gran reto." - Beka