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foto kiki la aprendiz de bruja
"Cada uno tenemos que encontrar nuestra propia inspiración... y a veces no es nada fácil." - Kiki, la aprendiza de bruja (1989)
Rebeca Laureano Palma (Beka)
Todos los derechos reservados.
Cuernavaca, Morelos, México. 2024.

Los vecinos

Un suceso que observaba día con día en mi condominio. Un suceso con un viejito que me dejó los pelos de punta y otros incidentes más. Y dije: ¿Qué pasa si utilizo esto acontecimientos, mezclo tiempos y mundos paralelos?
Beka Laureano
Publicado:
8/8/18
Tiempo de lectura:
5 minutos

Escucha el cuento:

En este condominio era normal que se fueran y llegaran vecinos nuevos. Su atmósfera era tan rústica que atraía a escritores, pintores, actores, escultores, personas creativas, ¡raras! Alguna vez mencionaron en una junta que todos éramos tan extraños, que no nos habíamos dado cuenta.

Imagínate el lugar: boscoso, grandes árboles sin podar, el pasto se corta de vez en cuando y, por consiguiente, es largo y enorme; hay hojas por todo el suelo; los gatos y los perros de los vecinos rondan por el patio.

El sábado por la tarde escuchamos una mudanza, vimos entrar a los vecinos nuevos a la casa número 13. Descargaron sus muebles, todo era muy normal.

Los lunes me levantaba a las 8:00 de la mañana, prendía la computadora, me preparaba mi primera taza de café y empezaba mi trabajo. A las 10:00, siempre salía con mi segunda taza a disfrutar de la vista. Este gran bosque rústico tenía su encanto.

Le encanta caminar en la noche para fumar y disfruta el bosque; de repente, allí está una viejita riéndose, la señora rompe las macetas, las pisa y se va.

—¿En qué estaba?... Pasó más de un mes antes de que los eventos nos pusieran los pelos de punta. Empezó la señora saliendo con su hijo al patio, el niño tenía autismo y luego él salía solo, caminaba y deambulaba por las casas sin hacer nada; posteriormente empezó a golpear las puertas y finalmente nos golpeaba con un palo que había encontrado en el patio.Todos estábamos molestos, pero nadie hacía nada, así que decidimos encerrarnos en nuestros hogares cuando el niño estuviera afuera.

Ella ve los gatos, con eso puede mantener el control. El niño llora y grita a pulmón partido.

—Antes de que ellos llegaran, todo era tranquilidad en el condominio. Recuerdo cuando renté el lugar, los primeros días mi esposo y yo salíamos para hacer una fogata, tomábamos vino y botanas, pero la tranquilidad para todos acabó el día que ellos arribaron.

Ella golpea a la abuela con fuerza inusitada. La señora grita sin parar y el abuelo sale a pedir ayuda. El niño se esconde debajo de la mesa, se tapa las orejas mientras grita:

—¡Basta, por favor, ya basta!

 

En la casa número 17, en la que yo vivo, soy muy feliz. Mi esposo me besa con tanta pasión y siempre me acaricia con ternura, es un esposo perfecto, me ayuda con los quehaceres del hogar y a veces hace la comida. Me habla con tanto amor.

—Señora, me estaba platicando que la tranquilidad acabó cuando los vecinos arribaron.

—Pues sí, todo se acabó, todo se terminó por eso. Los conflictos empezaron cuando no podíamos salir de casa.

El abuelo se acerca a ella con el ojo bañado en sangre, no duda y habla a la patrulla. El señor aún en shock, con un té en la mano repetía: ¡Se volvió loca, se volvió loca!

—Nos enteramos que la casa había sido rentada por los abuelos y el niño. Al poco tiempo, el padre y la madre del menor se metieron ahí. La casa era pequeña y con tanta gente no era nada sano, pero raramente todo estaba tranquilo y no habíamos visto a los abuelos.

—¡Eres un gordo, no sirves para nada!

—¡Otra vez, por favor, ya no más!

—Voy por una pala.

—En la noche escuché los aullidos de los gatos, traté de salir, pero mi esposo me detuvo. Yo sabía que algo raro pasaba en esa casa. Y aquí me tiene para presentar mi declaración.

El policía toma su taza de café, le da un sorbo y pregunta:

—¿Podría repetir el número de su casa?

—Claro, es la número 17.

—Gracias —el policía se levanta y sale de la habitación.

—Te lo dije, ella cree que vive en la casa 17—le dice a su compañero.

El policía se acerca al escultor que estaba esperando afuera de la habitación.

—¿Señor, nos podría contar cómo encontró los cuerpos?

—Estaba en mi casa esculpiendo y me faltaba una pieza, así que mandé a mi perro robot a conseguir una piedra de cierto tamaño. Recorrió todo el patio y no encontró nada, hasta que su radar apuntó en dirección de la casa 13. La verdad, nunca lo hubiese dejado pasar, pero necesitaba esa piedra. Le di permiso y él entró. Mi perro comenzó a escarbar y lo que vi fue una cabeza humana. En ese momento le indiqué que regresara y los llamé a ustedes. Nunca pensé que eso pudiese suceder en este lugar, era tan tranquilo. ¿Cómo pudo matar a toda su familia?

—La gente hace cosas extrañas.  

El escultor pasa frente a la casa número 17, la curiosidad le gana y entra. No hay nadie, la gente que habitaba se mudó. Registra el lugar y antes de salir observa en el piso un chip, lo toma y se va. En su casa conecta el chip a su celular y lo que contenía lo deja impresionado. Eran las fotos de la pareja.

—¡No pueden ser, son idénticos! Él se ve radiante sin 40 kilos de más y ella hermosa, no marchita.

La fecha de las fotos decía 20 de enero del2020. La misma fecha que los vecinos llegaron al condominio. En ese momento manda la evidencia.

Tú, si tú; ¿crees en los universos paralelos?

Los policías no creían lo que estaban viendo, pero era demasiado tarde, la habían declarado culpable y el castigo fue la muerte.

El escultor en la morgue, levanta la sabana y observa que era la mujer hermosa. La pregunta queda en su mente

—¿Qué pasó con la otra?

Fin.

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"El mayor enemigo de un escritor novel es la oscuridad. Recibir la luz, la atención de otros, su gran reto." - Beka