Una amiga me propuso crear un cuento de Navidad para crear una obra circense. Como a ella no le agrada esa época, para molestarla le dije que sí. Me puse a trabajar en dos historias a la par, una se llamaba, Una historia de nochebuena y la otra la denominé Los Gluts.
Me fui de vacaciones, por asares del destino mi esposo y yo llegamos tarde y no pudimos abordar. Tuvimos que comprar otros boletos, esperamos, esperamos bastante. Sin nada que hacer se me ocurrió contarle la historia de Los Gluts que para ese entonces le había denominado; Monstruos de la no Navidad, fue cuando surgió la idea de los escalofríos. Estos conectaban al mundo mágico con el real. Todo lo escribí en mi blog de notas de mi celular.
De regreso me puse a trabajar en las dos historias. Cuando fui con mi amiga y aunque le gustó más Los Gluts se decidió por Una historia de nochebuena, porque era la más sencilla para la puesta de escena. Los Gluts se quedaron un rato en el olvido, pero la puse a prueba varias veces con mis alumnos y les encantó, a pesar de que ellos estaban en preparatoria.
La historia se fue modificando y el título también hasta llegar a ser esta grandiosa historia ilustrada para niños.